Desde el interior de mi ventana
La ventana es el mirador al mundo que sucede fuera de mí
y desde el que vienen señales y finas lluvias y ambiguas luces
como en un amanecer de invierno donde es opaca la luz
y la niebla desdibuja el firmamento bajo un velada tela
de gris entre las espesuras de un horizonte inmaculado
mientras nada sucede a mi alrededor, sólo un zumbido
de silencio y recuerdos inconexos en mitad de un sueño.
Apunto en un papel palabras que salen de mi boca en torrentes
de mañana y bruma como en una columna brillante y cincelada
donde las hendiduras del tiempo han desalojado su redondez
en oquedades que reflejan la sombra y los tejados ocres
de la bóveda y el eco del mar y sus ondas en las que los marineros
yacen musgosos en su fondo, piélago de savias y tránsitos
en los que la esperanza y la distancia sitúan sus umbrales.
Los cristales resbalan por las gotas condensadas de vida
mientras describen caminos ensortijados y penetrantes
entre la dorada negrura de las nubes y el azabache monte,
mis dedos se inclinan en el vidrio desvaneciendo en la noche
el rastro de las marismas en las que se zambulle el sol
tras las cortinas de la ventana flotante e impregnada.
© José Luis
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