Por un puñado de pensamiento
En mi cabeza hay órbitas que gravitan
los pétalos de la noche y las auroras
devoradoras de sueños,
advierto el pasar de las horas
en los relojes de todas las torres
que proyectaron sus sombras
con los augurios de un sol
naciente en cada segundo
de las lágrimas del ocaso,
y me inclino en el pretil del puente
al paso del río y los plazos
que me separan o unen a la muerte.
Presiento en las flores la belleza
del mundo oculto que emerge en mis ojos,
en las arrugas de mis manos que se desgranan
en la afelpada piel de un bebé,
envío a la lejanía esa sonrisa
de juventud en los recuerdos,
con el pecho henchido de promesas,
y la mirada al horizonte extendida;
retengo en la mirada el silencio del alma
porque en cualquier alborada florecerán
inéditos pensamientos en el corazón
más íntimo de la existencia...
© José Luis
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