Luz tardía
Los rayos que del sol nacieron hace ya tiempo
llegan mansos al crepúsculo después del cruce
universal por los espacios desiertos e inexplorados.
Acarician la piel de la Tierra y sus otras tierras
con la misma profusión que un prodigado amante
deja en cada caricia insinuado el vívido deseo.
El cielo, testigo del momento irisado, se enciende
al contacto etéreo y candente de los sutiles roces
y la calidez inmanente de todo cuerpo fecundado.
Sólo esa negrura inmarcesible sujeta las alas
que unas nubes pasajeras cedieron a la noche
para su encuentro habitual con la luna clara.
Toronjas mis pupilas arden
ante la desnudez de tu cuerpo
entre los pliegues de la sombra.
© José Luis
3 comentarios
José Luis -
Sí, Buho, la tarde es propicia para recolectar los frutos de la mañana... Besos
buho -
Besos
marcos -
Encantado de conocerle.