Navidad es el día
Un portal
humilde, como todos los portales
donde las pajas se acumulan en el suelo
porque nadie tiene tiempo de limpiarlas
y, a veces, ni siquiera eso tiene importancia.
Se necesitaba así
un lugar en exceso común
donde depositar la semilla de los hombres
la que dejará destellos de esperanza
en el árbol desterrado del paraíso.
Luego dirán lo que quieran
pero en el corazón
en el alma
sí que tenemos ese fermento depositado
como un remolino de olas que van y vienen
en el silencio de la noche
o en el bullicio del día;
son dudas que nos interrogan,
que buscan las dimensiones de nuestra puerta,
es un peregrino que viene fatigado
y yacerá en nuestro lecho,
con nuestros huesos.
Mientras en la mesa las viandas reúnen a las familias
nuestras sombras vagan por el mundo ignorado
donde conviven los sueños y los fantasmas
arrastrando los restos de todos los naufragios
como un puzzle cuyas piezas nunca cuadran.
Buenos sentimientos aldaban los cánticos
que musitan las sirenas desvaradas
en los collados de las manos y las plegarias
sabiendo que vencido el momento
volverá la oscuridad en la que transitamos
con los leves rayos de luna
que nos enviamos…
© José Luis
2 comentarios
José Luis -
si en el fondo
todos estos hijos de Eva
traen en la frente el estigma
de la duda
y el placer agridulce
como esa salsa china
que deja por dentro el rojo sangre
y por fuera una mancha... acojonante...
buho -
Todos desearíamos que existiera...
Muchos besos