Inferencia de caminos
¡Qué revoloteo hay
en la circuncidada plaza
donde entretienen las madres
a sus hijos con la merienda!
Agacho la cabeza
para evitar el ala,
mis ojos atraviesan el espacio
de lado a lado,
trescientos sesenta grados
de tierra y cielo,
¡qué fácil es volver
con la cabeza a los recuerdos!
El cielo permite
la inferencia de caminos,
la tierra con sus montañas
nos pone aprueba
con las disyuntivas.
En el calendario miro
la luz expansiva de un faro,
como la noche se expande
en todo alrededor
silenciosa,
inquietante…
Con cada elección dejo
cicatrices
que marcan mi cuerpo,
opciones
que disponen mi espíritu
a emprender los caminos
de los agujeros negros.
Como las aves de la plaza
también emprendo el vuelo,
trescientos sesenta grados…
¿hacia qué universo…?
© José Luis