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La luz entre sus sombras

El horizonte es una línea ondulada entre los dedos que mecen tu pelo y las sombras que guardan silencio a la espera del vuelo que retorna las cigüeñas a su cúspide morada.
Y otra vez cierro los ojos y veo el inicio del universo...
© FreeWolf
Reclamo de la soledad

Saltan las olas entre miedos y una lágrima esquiva el silencio y rila el sendero de unos pasos fortuitos en la infinitud cuando pinto de púrpura la tarde con tus besos y el cielo se abre gimiendo...
Pierden el sueño los niños y juegan con los lobos las mañanas de Febrero entre las paredes quietas de un eco que pide un mundo propio y un destino porque las sirenas ya no aquietan sus notas y recela no ser ya más esa noche amada entre los brazos eternos.
Deja la sangre el zumbido de su marcha entre los rincones extenuados de la gota que resbala del cuerpo y siente el vacío que la absorbe y la carrera inerte de la vida lejos entre los montes del olvido y carmesí la mirada tiende su puente al horizonte dejando en el rastro el mar que resiste barcos y rescata secretos de las madrugadas.
Ya no se escuchan los pasos ni el crecer de los pétalos en la encrucijada pues los quinqués se han nublado al son de los tambores de una fuga anunciada...
© FreeWolf
Mecidos...

Los árboles
sueñan la primavera
de las avecillas en el verdor
mientras la lluvia blande en sus gotas
los abandonados recuerdos
que el cielo atesora
en la sombra púrpura del silencio
de unos labios que no se abren
más que cuando se ensueña el deseo...
Las horas deambulan entre las páginas
y descifran nuestro destino
alrededor de los sueños
y los años cumplidos.
Dibujo palabras en el pensamiento
con tus poros cuando me oculto
en la piel tersa de tu cuerpo
y nace plácida la sonrisa...
siempre delirio terso.
Mece las hojas el viento
cristalino del anhelo
y de nuevo vuela a nosotros
el amor como un juego...
© FreeWolf
Manual rebelde

Persigo con los dedos los caracteres que las imágenes hilvanan entre las murallas que el mar anega y que las sirenas desvelan en sus cantos hasta que los ojos traspasan la enigmática puerta de lo prohibido y se adhieren a mis pupilas los estigmas de la noche.
Un autillo se posa en mi pelo y con tenue silbido los pensamientos se adhieren al plumaje arcano de las aspas que remueve el eco imperturbable de las sombras que caminan senderos insondables entre la tierra y el deseo, mientras las huestes de la negrura cabalgan frondosa la senda lechosa de la luna hasta encontrar la voz del amanecer entre los sueños que la Lucerna enciende...
Las líneas se superponen en el silencio tras los párpados que se ausentan y blanco el manto de la quietud deshoja las runas de la inconsciencia...
© FreeWolf
Oh, Principito, mi Principito...

Los acordes
resuenan en el piano
y las manos
tantean el polvillo
que al paso de las horas
se deposita en las teclas blancas...
se deposita en las teclas negras...
y se acompasan en la mirada
de las notas que conmueven el aire
en la quietud de la noche
mientras Selene se inunda púrpura
y creciente en la serenata
de misterio y de bruma.
Avanza una sombra,
avanza
entre los trigales que bruñe Febrero
en el carro de un Helios vehemente
que primoroso esparce en los granos
símbolo y fertilidad en la simiente
y espiga en la primavera.
Busco el rumor de mi zorro
rumor fugaz de aquel tiempo
que sutiles guardaron los rayos
en los pétalos de un libro
con una luna llena
y la canción de mi niño...
© FreeWolf
Veintinueve de Febrero

Una vez de cada cuatro disponemos de un nuevo tiempo que religamos a la materia de lo cotidiano en el que inscribimos el círculo de lo innecesario. Y sólo quien en ese momento nace se aventura a la invisibilidad de lo consciente mientras sigue la Tierra girando y de nuevo el universo le hace el guiño de poder abandonar por tres añadas el paso del tiempo...
Las aceras se alejan al paso del canto entre los días que se anuncian y los compases bisiestos de una corneta en los errantes campos del edén insospechado y las letras escondidas en los muros agrestes de un spray descuidado que flota en el lago con los cisnes de cuello toronja y pico aflautado.
En medio del patio un reflejo metálico del gigante callado que se mira al espejo cada cuatro años...
© FreeWolf