Se muestran los artículos pertenecientes a Mayo de 2007.
Desprevenidos

miro el cristal opaco del pensamiento
y creo ver una casa,
una casona antigua
con gruesas vigas de madera
sujetando el lienzo de un cuadro
que mira cómo dos jóvenes
inadvertidos son fijados en la retina
circunstancial de un encuentro
mientras el mar acuna sus olas azures
de ritmos y misterios
en acrisolados tules...
En la lejanía acaricia el horizonte
sesgado el surco de un barco perdido
en los naturales cantos de las sirenas
que con sus colas impulsan al silencio
desprevenido
en la contemplación
del viento...
© FreeWolf
Afluente

El agua
nacida de los surcos de la niebla
resbala entre los glaciares del silencio
y de vez en cuando la reclaman unos labios
que saben de su frescura y naturaleza.
Borbotones transparentes de riachuelo
espuman las orillas rumorosas del venero
que el viento consiente entre los árboles
y sus raíces hondas,
y la yerba retoza a su paso verde
entre los hilos que sueldan las riberas
vírgenes de certidumbres y sueños
al pretil ojoso del puente
desde el que puede verse el mundo.
© FreeWolf
Sin nada

No poseemos nada
acaso unos huesos
o unas cenizas.
Los labios,
tus besos,
el sonido del aire,
la voz de tus versos...
son señales fugaces
y eternas
que no nos pertenecen
más allá de una lágrima
o el suspiro del tiempo.
En nuestros corazones
seguirá frágil la luz
entre torbellinos de tinieblas.
Deja que al menos
posea tu cuerpo
efímero
en nuestra muerte.
© FreeWolf
Maleta de viaje

dejaban en la arena
las sinuosidades del pensamiento
mientras abandonaba la habitación
que la había retenido en el delirio
durante la niñez de sus hijos.
Años y años su mente,
un plagado campo de silencios,
fue un torbellino de mareas
y atenuados gritos circunspectos.
Era el tiempo un reflujo
de luces y de sombras
entre las profundidades
y los sonidos de las preguntas
que una y otra vez
eran su pretendiente angustia.
Sus pasos la encaminaron a la sala
donde se hubo encontrado desposeída
de la mirada del mar,
de los paseos por su alameda,
de las voces conocidas...
y ahora, sin embargo,
de allí recogió ávida la maleta
que la devolvería a su casa,
a los suyos,
a su vida...
Recordó confusamente
apoyada sobre la pared
su antigua bicicleta...
© FreeWolf
Ante la puerta

El cielo
en su oscuridad
se abriga de estrellas
y suspira la luna
por poder verlas.
Custodia lo que soy un sitial
en la floresta de la aurora
y recias las nubes de invierno
derraman sobre mí el horizonte
ocre y espeso de la tarde
y se arremolinan las olas
doradas y espumantes
en la oquedad de la caracola
que escucha latidos de viento
y de amanecer con sus arreboles
mientras derrama la noche
en ánforas su pensamiento
de luz y plata impenetrable.
Tus pasos en la sombra
acompañan blancos los rayos
sedosos y húmedos de Diana
ataviada de ámbar y gasas
tenues como mis dudas
o tu presencia.
Volveré a abrirte la puerta
verdemar de la inconsciencia
y volveré a ver tu cuerpo
desnudo entre las yemas
furtivas de mi pensamiento…
© FreeWolf
Días de suerte

Una línea aguarda que la noche la borre con su sombra,
que la torne invisible entre las flores de pétalos escarlata
y llegue envuelta a la mañana en aromas de sándalo y reposo.
Porque los días son a veces una carga, entre las horas tediosas,
sujetos entre los dientes aguzados del desastre y la tristeza
los minutos se alargan con la soledad que trae en sí el naufragio.
La voz se esconde de su eco y el aire se espesa en los valles
acrisolados como la sangre que turbia abandona el corazón
y el latido penetrante de los ojos que miran y miran ya sin ver.
Las manos, esas manos que son campiñas, palpan irreal el silencio
que consume diez centímetros de cúbico deseo y esperanza
entre cuatro paredes prisioneras ya del tiempo y de la muerte.
Hay dolencias en el mundo, hambruna cáustica y males de ternura
que buscan días de suerte con los que capear la vida y huracanes
voraces de mórbidas lágrimas, de secas carnes y extáticas huidas...
© FreeWolf
Escalones deshabitados

Las dos de la mañana,
a estas horas las calles son escalones
de luces y de sombras
que remontan y descienden insondables las líneas
borrosas de los edificios
deteniéndose en los balcones y ventanas,
en las piedras y ladrillos
mientras en las estrellas los sueños y fantasmas
travesiean su embrujo.
Las voces buscan las palabras y las bocas
que las renueven entre la bruma
de ecos y sonidos peregrinos y confusos
ante el silencio y el indiferente ruido.
Músicas en notas de destierro huyen por las rendijas
luminosas del suelo mientras rechinan las puertas
efluvios de humanidad y muertos.
Duerme la ciudad
en la escoba del barrendero
y el aire aporta dote y ajuar de guerrero
apadrinando a su hija antes de esa disputa
que torna en desposada sangre el vino.
Se revela a los ojos el letargo de la noche
y en un cartón ahuecado un cuerpo
sueña...
o está difunto...
© FreeWolf
Una de estas tardes

Emerge la luz de la tarde
azulina
entre los vaporosos corales
de una nube que existe
tan sólo un instante
en el recuerdo verdemar
de la mirada que la imagina.
Encierra un enorme punto lechoso
voces y caras
dentro de cajas de resonancia
mientras gira aún el vinilo
y la aguja arrastra el peso de la inconsciencia
entre las breñas de cualquier sugerente desierto.
Deambulan dos luciérnagas
entre ideas y neones
mientras el aire no agite el martini JB 007
y las nebulosas no acierten a lloviznar
lágrimas de sirena
entre los intersticios burbujeantes
que el mar cede al vacío.
Una de estas tardes
en que mire de nuevo el cielo
y el mar me susurre en sus olas un beso
quiero que aparezca tu sonrisa
añil en el firmamento.
© FreeWolf
Mirador de retumbos

Retiene verdemar de las sombras el paso
la mirilla y el suceder de los eventos
entre el espacio desajustado en la ventana
y el discontinuo trazado del tiempo.
Magnetiza el metal de sus párpados
las voces en la garganta desbaratada
y cautivadora, sima retumbante
de furtivos murmullos extraviados.
Incrustan las ondas en su tránsito
fragmentos irisados de cristal y aljófar
en la indefectible arcada del silencio.
Recóndita una luz confusa y vacilante
invoca en el altar de una nana rumorosa
a las almas que huidizas persisten terrenales.
© FreeWolf
Claroscuro atenuado

Pasos sin rumbo por calles sin sentido,
luces que hablan en idiomas oblicuos,
paredes ausentes de coloraciones y famas...
es la noche de la noche,
donde cada sonido es un temblor que llama a la puerta
y nadie descuelga el auricular ni el vestido.
Me persigue una sombra
y dos pasos por detrás me indica el camino
como si no llevara prisa
ni destino...
sólo una luz sabe mi nombre
y lo calla en la oscuridad
donde todos los nombres son los mismos.
Lentamente el sudor baja por el cuerpo
y verme cien ojos pretenden invisibles
descargar escalofríos y silencio
cuando en el cielo titilante las estrellas
son cegadas por azabaches y nubes.
Una puerta cóncava se ha perdido
y los escalones aguardan huérfanos
el desamparado final de los sueños
en la náusea de un muchacho
sin cama ni cobijo.
El alba amanece tenue
en el patio de algún edificio
y rumoreando esperan las piedras
unas manos que las den vida
en un surrealista y profundo graffiti.
Suena el motor
del sol que despunta
en la aguja del campanario
y vuelan las cigüeñas
en busca del desayuno...
© FreeWolf
Túnel bergamota

Bajo tierra
la muerte está en la oscuridad
acechando
tras las sombras a la vida.
Un árbol respira verde las hojas
mientras aguantan sus raíces la gravedad
azur y frágil del firmamento.
Se abren las palabras a la boca
y bostezan la noche
en una carcajada
misteriosa.
Tres mariposas
anuncian
el despegue del silencio
y que me abroche
por dentro.
La luz
al final del túnel
atrae como un imán
los corazones de plata
y a las estrellas fugaces
un lobo aúlla.
Díscola una parca
fibrosos los hilos ha liado
a la marioneta del tiempo
y bailan los espíritus
soplos de cometa.
© FreeWolf