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Camino que recorres caminante

Camino que recorres
de ingravidez terrosa, caminante
glaucos son tus ojos en las hojas
espesura que invade la mirada fronda.
Excitables los regueros marcan la senda,
la pista es un riachuelo retozón y versátil,
en los recodos lejanos oigo ese reclamo
escondido en el sueño… en la aparente nada.
Extienden sus brazos los árboles
intangibles dejaron escapar las alondras,
anhelo ausente el eco de los piares,
el reverdecer de los alientos desprendido.
Nuevamente no soy
más que un tiempo espoleado y marchito,
un paisaje en el recuerdo,
un cuerpo desintegrado
en la duda y el regreso,
aquello que conquistó en un alma
la serenidad honorable del hombre.
© José Luis
Solas en inmensidad

Solas
en inmensidad arena y agua
corretean, dos jalones rojos
circunvalan el designio de las huellas
en la humedad tenue y cálida.
Al fondo el mar espolea con sus olas
la orilla, primordial inocencia de un domingo,
el momento del abandono en el fluvial paseo
o en el itinerario de toda una experiencia.
Vaporosos se desprenden los rezos
desde la iglesia, llegan silenciosos los cantos
de la niñez en el escabel de la añoranza,
el contrato de los años florece sin tregua.
Nítido el cielo en la pupila, azul se muestra
el lienzo de las nubes, miro distraído la pureza
en las sienes la vida late, en los pensamientos
la salitre pespunta en mi piel inmaculadas filigranas.
© José Luis
Flor primera

Marzo, imán de las flores,
días alongados al invierno
de prímulas en la tierra esplendente
y de voladeros pétalos en el cielo.
Albor cautivo en las ramas olorosas
chispas que acarician fronterizo el velo
donde encuentro, más allá de los ojos, la mirada
en la esperanza de un niño jugando en sus sueños.
Es la flor primera que alcanzo
de los brazos temblorosos del almendro
me mira azur la investidura que la envuelve,
padre, que así también me mirabas
desde la rejuvenecida claridad de tu rostro.
Miles son
las contiendas en la niebla amurallada,
dudas enardecidas se zurcen a la sombra
mientras forcejeo oscuro en el caudal
de las extinguidas memorias, oh, mi flor
abierta, en la primigenia alborada.
© José Luis